Empezamos a hablar, creo que como en todas las reuniones con un jefe, las primeras preguntas son personales pero en seguida me dice: “Hemos pensado que sería bueno para ti y para la empresa que fueses al extranjero a trabajar”. La verdad es que era algo que ya teníamos hablado con mi pareja y nos apetecía cambiar de aires. La noticia me cogió un poco por sorpresa, pero con muchas ganas de empezar esa nueva etapa. Yo digo que sí sin pensarlo mucho y llega el momento en el que me dice: “el nuevo destino es INDIA, tenemos un proyecto allí al cual creemos que le puedes dar un buen empujón”. Pongo cara de incredulidad y me pasan por la cabeza las imágenes de “slumdog millionaire”; Calles con mucha gente, caos, pobreza, inglés peculiar, gente insistente, especias y olores, mucho calor y ruido, mucho ruido.
Salgo de la reunión y llamo a Sílvia:
- ¡¡Hola!!
- ¿Cómo ha ido la reunión?
- Bien, muy bien. Nos vamos a India.
- ¿A India?
- Sí sí
- ¿Pero?
- Sí sí, a finales del mes que viene me voy.
- Vale, ya hablamos luego.
Conversación corta, pero los dos teníamos claro que esto podía pasar. Lo preparamos todo para empezar el viaje y el 27 de Agosto para allá que voy. Fueron 13 horas de viaje con un cosquilleo extraño en la barriga, recojo las maletas y salgo del aeropuerto; son las 4 de la mañana y empiezan las primeras sensaciones. Me rodea un aire caliente, claustrofóbico, un olor intenso (que no puedo definir) y soy el centro de atención de una multitud de hombres con mirada penetrante, no me sacan el ojo de encima. De allí, sale un hombrecito que me dice “Hello Sir! David?”.
Empieza el trabajo, horas y horas, pero mi sensación es que son poco productivas. Cada día me digo: ¡Podemos hacer más! Son unos primeros días intensos, conociendo una nueva forma de hacer, de hablar, de discutir (porque esto les encanta), de entender y sobretodo de vivir.
Llevo un mes y medio en el país y solo es trabajo y trabajo. Estoy disfrutando de la experiencia, pero la verdad es que no tengo vida. Me digo: yo en Barcelona era un chico sociable, me encanta el deporte, la fiesta, hablar, hacer amigos… ¿Voy a poder aguantar mucho tiempo sin esto?
Por casualidad conozco a una chica española (Tamara). Conversamos un rato y me dice: “el siguiente sábado hay una cena/fiesta en casa de Antxon y Alicia. ¿Te animas?” Le doy mi número de teléfono y dice que ya me llamará. Llega el sábado, pero no hay noticias. Pienso: “Es normal… ¡no la conozco de nada! ¿Cómo me van a invitar?, y encima la fiesta no es en su casa”. Pero no, a media tarde recibo una llamada: “¿así que? ¿Te vienes?”
Compro una botella de vino y a las 21:00 toco el timbre (no vaya a ser que el primer día ya llegue tarde). Me abre Antxon:
- ¡¡Hola que tal!!
- Soy David, muchas gracias por la invitación.
- De nada hombre, eres el primero. Entra y esperamos a los demás.
Fue un día increíble, conocí a un montón de gente: Maria, Alberto, Almudena, Iria, Gloria, Jordi, Naira, David, Susana, Jorge y un largo etcétera. No se cuanta gente nos juntamos allí, pero la verdad que me sentí como en casa. Mis últimas palabras son: “Muchas gracias me lo he pasado genial. ¡Buenas noches!”
Esa es la primera de muchas cenas (en casa de Jorge y Tamara, de Vicente e Imma y nuestra segunda casa, la de Álvaro y Berta), partidos de futbol ( Box-xarsola y dream team) , fiestas (la mejicana, la terraza de los arroces, rooftop de los icex, casa de Nacho, la fiesta de Alfonso y como no recordar el cumpleaños de Iker), comidas de domingo ( Leela, pato laqueado y alguna que otra barbacoa) viajes y sobretodo muchas risas. Somos gente que estamos a 6.769 kilómetros de casa y echamos de menos nuestras costumbres. Juntarnos nos ayuda a hacer más llevadera una vida que nos encanta pero que no es fácil.
Han sido 3 años intensos y llega el momento de la despedida. La última semana es un no parar, al final hemos compartido momentos con mucha gente, y sobretodo hemos hecho muy buenos amigos que nunca olvidaremos. Las despedidas nunca son fáciles, hay momentos tristes, algún llanto que otro, pero sobretodo te pasan por la cabeza un montón de recuerdos y pensamientos difíciles de olvidar. Todo eso que tanto respeto nos daba en un principio, es lo que ha hecho especial esta experiencia y lo que más miedo nos daba ha terminado por enamorarnos. Es lo que caracteriza a este país y a esta gente lo que al final se echa más de menos. Estamos seguros que estos tres años han marcado nuestras vidas y nuestra forma de ser, sabemos cómo afrontar el día a día (que en India no es nada fácil), pero sobretodo hemos aprendido a ver la parte positiva de las cosas.
Como podéis ver no hemos hablado aún de Ion y Olga. Les guardaba un espacio en este escrito como se lo guardamos en nuestro corazón. Son gente positiva que sabe cómo afrontar las dificultades de la vida, y sobre todo de este país. Un país que no es fácil, sobre todo los primeros días. Si quieres conocer la India o debes empezar una aventura como la que nosotros vivimos te recomendamos que te pongas en contacto con ellos. Te van ayudar en lo que haga falta y sobretodo con un punto de vista indio-españolizado, podemos decir que saben y conocen tanto India y sus habitantes que son ya uno más de ellos.
¡¡¡NO LO DUDES, IN2LIGHT TE LO PONE FÁCIL!!!![:]
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